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Frío. Con la llegada del invierno la resequedad y la sensibilidad amenazan con quitarte la sonrisa. Por ello hay que cuidar los labios con especial atención. Aquí te damos algunos trucos para que tu boca siempre invite a besar.
Durante el invierno el frío reduce drásticamente la humedad ambiental. A menudo esto ocasiona que tus labios se resequen y estén más sensibles. Si no tomas medidas adecuadas de prevención pueden agrietarse y romperse dolorosamente.
Los labios carecen de una capa protectora, glándulas sebáceas y sudoríparas por lo que no tienen defensas contra el ambiente. Solo la saliva funciona como humectante y suavizante, pero no es suficiente. Hay que brindarles una ayuda adicional.

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En el mercado existen variedad de marcas que ofrecen protección labial que se formulan a base de elementos hidratantes activos. Busca uno con ingredientes reparadores, nutritivos o regenerativos. Procura que sean de acción duradera y consigan restablecer el equilibrio fisiológico de los labios para que mantengan su suavidad, elasticidad y tersura.
Ten en cuenta que los aceites minerales presentes en algunas fórmulas acaban captando la humedad y tienen un efecto hidratante muy efímero. La consecuencia es que te obligan a aplicarte el producto constantemente. Si es así, cámbialo por otro. El efecto tiene que ser duradero. No debes ser esclava de la aplicación de un bálsamo labial.
Si eres fumadora estás en desventaja. El humo del tabaco genera sustancias tóxicas y radicales libres que también afectan negativamente a tus labios. Así que piénsalo dos veces antes de encender un cigarrillo.

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También, hay productos que pueden desequilibrar el pH de los labios y la saliva y agravar el problema. En esta lista se encuentran los perfumes o sabores que incluyen algunos labiales, el desmaquillante que aplicas e inclusive tu crema dental. Debes estar atenta si observas reacciones desfavorables para suspender su uso y cambiar de marca.
Si tienes pellejitos en los labios puedes exfoliarlos delicadamente frotando el área con tu cepillo de dientes, pero solo si no tienes grietas o heridas. También, puedes usar un peeling mecánico (de bolitas) suave una vez a la semana. Jamás los arranques con los dedos o los dientes, pues podrías lastimarte.