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El estrés acumulado, malas posturas o movimientos fuertes o bruscos pueden ocasionarnos dolor en los músculos. Esto puede deberse a una contractura muscular. Es decir, se acorta la fibra del músculo o aumenta su tono. A menudo se manifiesta en la espalda y el cuello. Recurrir a un masaje especializado puede ser la solución.
No todos los masajes son iguales o tienen la misma finalidad. Así que no basta con acostarse en una camilla y dejar que alguien estruje nuestra espalda. Hay que recurrir a especialistas si deseamos aliviar una contractura muscular. A este tipo de práctica se le denomina masaje descontracturante. Su función principal será disolver esas durezas o tensión en los músculos.
En Geneva se ofrece este alucinante tratamiento. Recibirlo promete relajarte, mitigar el dolor, la tensión y alcanzar finalmente una condición total de bienestar físico. Con manos expertas se identifican los músculos en tensión y cansados. Luego, realizará maniobras, presiones y técnicas para poder restaurar la movilidad normal y función. De esta manera se disminuye el dolor.

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Además de disolver la contractura muscular, un masaje descontracturante ofrece otros beneficios. Ayuda a activar la circulación de la sangre y la linfa, elimina toxinas y oxigena los tejidos. No se trata de un masaje doloroso, aunque pueda parecerlo. Al contrario, este relaja el cuerpo, hace que se liberen endorfinas y los músculos estén más elásticos y flexibles.
Este tipo de tratamiento de mesoterapia ayuda mejorar el sueño, beneficia el sistema nervioso, disminuye los dolores de cabeza y migrañas. Igualmente, activa el cuerpo, reduce los síntomas de fatiga física, ayuda a eliminar las células muertas de la piel y potencia el sistema inmune. Saldrás del tratamiento con ánimo y desestresada. ¿A quién no le gusta que le mimen?
La prevención es clave
Que continuamente sufras contracturas musculares no está bien. Así que si te realizas el masaje y continúas con las dolencias, tendrás que fijarte bien en tus hábitos y acciones. Es común que los atletas sufran de este mal más seguido por su entrenamiento, pero si no es tu caso, lo ideal será poner atención y prevenir que ocurra.

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Realizar ejercicios de estiramiento es genial para prevenir una contractura. No se trata de forzar el cuerpo, sino de estirarlo, moverlo de manera controlada y consciente. Por ejemplo, si llevas una vida sedentaria y pasas horas sentada en una oficina, levántate cada hora. Sal a caminar, alongar la espalda y girar con suavidad el cuello. Ejercitarse de forma regular y con los movimientos correctos también será clave en la prevención. Así, que dile adiós al sedentarismo.