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El estrés es un mal de la actualidad. El trabajo, los hijos, la situación del país y otros múltiples factores pueden generarnos angustia y desesperación. Es por ello, que tener un hogar limpio, agradable y armonioso es fundamental. Nuestra vivienda debe ser un lugar para estar a gusto. Y esto cobra mayor relevancia en el dormitorio.
Si el estilo de vida que llevas es agitado, la habitación tiene que proveer esa paz y tranquilidad que necesitas. Para ello lo principal es eliminar aquello que nos hace ruido. Con esto no solo nos referimos a los sonidos, sino a todos los objetos y distracciones visuales y/o táctiles que de cierta manera agitan o perturban la mente.
De los estilos decorativos que hay, el minimalista es el más indicado. Este se basa en tener el mínimo de muebles, adornos y objetos en una habitación. La funcionalidad debe privar en todo momento, claro, sin restarle belleza y armonía. Es un estilo muy elegante y que proporciona esa paz tan anhelada. Así que deshazte de lo innecesario y limpia la visualidad del dormitorio.

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La cama es el mueble protagonista del dormitorio. Procura que sea de líneas simples, poco ornamentada y que tenga un colchón súper cómodo. No hay que ahorrar en este elemento que brinda a tu cuerpo descanso por tantas horas. Un edredón o colcha en tonos pasteles, especialmente en blanco es lo ideal. Tampoco hay que exagerar con la cantidad de almohadas o cojines. Un máximo de cuatro (dos grandes y dos medianos) estará bien.
La pared que sirve de fondo a la cama también suele ser el foco decorativo. Colocar un cuadro o fotografía que te transmita relajación (quizás de un lindo paisaje) es perfecto. También puedes colocar estantes con objetos hermosos comprados en tus vacaciones y que te lleven a esos parajes de felicidad y ocio.
Un elemento al que prestamos poca atención es a la mesita de noche. Hay que mantenerla limpia y libre de cosas innecesarias. Coloca sobre ella lo indispensable y mantenla ordenada. Al despertar suele ser lo primero que se ve y no querrás comenzar el día con una visual indeseada. Por ejemplo, una lamparita, una planta y el libro que estás leyendo son suficientes.

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Para que el dormitorio se convierta en un santuario de relajación también hay que fijarse en los colores. Elige los claros, neutros o pasteles. Estos tonos transmiten frescura y limpieza. La iluminación también entra en este factor. Sino cuentas con abundante luz natural, procura tener luminarias que no den pie a sombras o sitios obscuros. Usar dispositivos para graduar la intensidad de la luz es otro acierto. Si deseas una luz tenue y romántica con ellos lo lograrás al instante.
Otro punto que será la guinda del pastel es el olor. Una habitación con sábanas limpias y perfumadas son sinónimo de relajación inmediata. Mantén los cajones de las mesitas de noche o el guardarropa con pequeñas bolsas aromatizadas. También, usa inciensos o velas aromáticas para dar un aroma especial al dormitorio. Con estos trucos y una visita al Centro de Estética Geneva Beauté para recibir alguno de sus tratamientos corporales o masajes relajantes, el estrés será cosa del pasado.