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Nomofobia. Es cierto, cada vez más nos volvemos dependientes de la tecnología. Especialmente, muchas somos fanáticas del móvil. Con ellos podemos llamar, mandar mensajes, interactuar en las redes sociales, hacer compras, jugar, leer y muchísimas cosas más. Sin embargo, cuando experimentamos una necesidad de apego extrema podríamos estar sufriendo de un trastorno.
Si dejar el Smartphone en casa, quedarnos sin batería o sin cobertura nos produce ansiedad, pánico, malestar o hasta miedo, estamos hablando de nomofobia. Esa sensación de que estamos sin algo vital nos indica que tenemos este problema. Aunque oficialmente la nomofobia no está descrita como trastorno, si tienen elementos para serlo.

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La palabra se acuñó luego de una encuesta que hizo la Oficina de Correos de España. El ente buscaba evaluar el nivel de ansiedad que padecían las personas cuando no podían tener su móvil. La nomofobia implica una adicción a los dispositivos móviles y a estar conectada con el mundo (internet). Este mal afecta a un gran número de personas, principalmente a los más jóvenes.
Recientemente, la empresa OnePlus realizó un estudio que determinó que en España 81% de los jóvenes (de 18 a 35 años) sufren nomofobia. La cantidad aumenta si se considera a quienes manifestaron necesitar tener siempre cerca a su móvil (89%). La encuesta fue más más allá y preguntaron a los jóvenes a qué estaban dispuestos a renunciar por su Smartphone. 43% dijo que dejaría las bebidas alcohólicas, 33% se quedaba sin sus patatas fritas y un 23% no consumiría más su adorado chocolate.

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Pero, más allá de lo que supone esta necesidad apremiante de contar con el dispositivo móvil, están las consecuencias de su uso excesivo. Desde daños en la vista y problemas articulares en la parte física, hasta desconexión con las personas a su alrededor y disfrute del momento presente, en la parte emocional. Puede ser normal que te identifiques con la nomofobia, pero es fundamental atajarla a tiempo.
Otras maneras de darse cuenta de que se padece de nomofobia es mirar frecuentemente el móvil. Estar siempre atentas de las notificaciones, trasnocharse por estar revisando las redes sociales, no ir a sitios donde no haya cobertura o estar pendiente de tener disponible un enchufe para poner a cargar el móvil son síntomas del padecimiento. Si notas que no puedes bajar el uso del dispositivo, lo mejor siempre será buscar ayuda profesional.