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Rutina Iyengar. Cuando entramos en la mediana edad experimentamos algunos cambios físicos y mentales. La entrada a la menopausia muchas veces nos pone de cabeza y los cambios de humor o el estrés nos invaden. Además, si no somos de las que realizamos actividad física notaremos cómo nuestra flexibilidad y fuerza disminuye. La buena noticia es que (aunque suene un cliché) ¡Nunca es tarde para comenzar!
Podemos iniciar cualquier actividad física después de los 50. Según muchos estudios médicos practicar Yoga aporta numerosos beneficios. Esta disciplina mejora nuestra resistencia, flexibilidad y por supuesto la salud mental. Si nunca has realizado ningún tipo de ejercicio y además tienes más de 50 años, el yoga Iyengar es ideal para ti.
El yoga Iyengar se adapta a las condiciones físicas de cualquier persona (principiantes, embarazadas, adultos mayores, etc.). Lo mejor de todo es que puedes utilizar al principio soportes y accesorios para facilitar la ejecución de las asanas (posturas). De este modo, cuidas a tu cuerpo de sufrir alguna lesión y podrás desarrollar progresivamente tu potencial. Irás asimilando los cambios poco a poco y escucharás a tu cuerpo antes de avanzar en dificultad.

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Así que, sin buscar excusas, comienza a cuidarte practicando esta maravillosa disciplina. Aquí te dejamos una rutina sencilla para hacer en casa. Solo necesitarás ropa cómoda, crear un espacio agradable para que estés relajada, una esterilla y una silla como soporte.
Rutina de yoga Iyengar:
1.- Para comenzar a estirar tus músculos ponte de pie. Coloca a tu lado la silla con el espaldar hacia ti. Con la mano apoyada en el respaldo de la silla comienza a girar lentamente tu cabeza, primero hacia la derecha y luego a la izquierda. Del mismo modo, con tus hombros gíralos hacia adelante y hacia atrás. Luego, estira y flexiona tus brazos hacia adelante. Para finalizar apoya tu mano de la silla, ponte de puntas (inhala) y vuelve (exhala) levantando tus dedos del suelo. Realiza cada estiramiento de forma lenta y repite 5 a 10 veces cada uno.
2.- Apoya una mano en la silla y la otra en la cintura. Eleva a 90 grados tu rodilla lentamente con pie en punta y regresa al suelo. Repite 5 a 10 veces para cada pierna.
3.- Mantente de pie y abre las piernas más ancho de las caderas (puntas de los pies hacia afuera). Con una mano apoyada en la silla baja lentamente lo más que puedas con la espalda recta y subes igual lentamente. Repite 5 a 10 veces.

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4.- Coloca ambas manos en el respaldo de la silla y da unos pasos hacia atrás hasta estirar los brazos y espalda. Mantén las piernas rectas y mira al suelo. Mantén la posición 30 segundos y regresas lentamente, concentrada en la respiración.
5.- De pie con la silla a tu lado (respaldo hacia ti), apoya tu mano derecha de la silla. Luego, lleva tu pie izquierdo a tu pierna derecha lo más arriba que puedas. También levanta tu mano izquierda y mantén la posición por 30 segundos concentrada en la respiración. Repite en el otro lado.
6.- Ahora, de frente a la silla apoya ambas manos en el asiento. Mira al frente y mantén la espalda recta. Con los brazos firmes y piernas rectas inhala lentamente metiendo la cabeza (encorvando la espalda) y exhala volviendo a la posición inicial lentamente. Repite de 5 a 10 veces.